La cocina
Ayá en el pueblo de mi abuela, he pasado de los mejores dias de mi vida.
Ayá en el pueblo de mi abuela la atmosfera es arida y las gentes son buenas. En la casa de mi abuela ahi dos mesas, ambas grandes, una esta dentro de la cocina y se pueden sentar ocho y hasta nueve personas cuando se usan las esquinas. La otra mesa que esta cerca de la sala, solo se usa para las ceremonias de lujo, pero ahi no hay muchos recuerdos que contar a excepcion de las navidades donde los primos mas pequeños salen de ese lugar lleno de curiosidades. Volviendo a la mesa de la cocina, se cuentan las anegdotas mas memorables de la familia, se habla de primos muy lejanos de otras tierras en el norte de Mexico. Aunque a muchos no los conozca en persona, conozco mucho de ellos.
Un domingo de antaño, mientras cenabamos el tradicional menudo de mi abuela (que se vende como pan caliente ayá en el pueblo), mis tios y mis tias discutían el parentesco con cierto fulano que era un politico importante y de como nos relacionabamos, unos decían que era nuestro primo cercano, otros discutian que era mas lejano de lo que pensabamos y mi abuela para calmar las aguas de aquel debate de estirpes dijo: No importa si es lejano o cercano, al fin y al cabo todos venimos de la misma ramera!!!!!
Asi dijo, con toda la calma de una mujer adulta ignorando las palabras apropiadas para decir que todos pertenecemos a la misma rama genealogica. Primero se esucho un silencio hasta que uno de mis tios explico que asi no se decia, y posteriormente se solto la risotada de mis primos, de mis tios, y de todos los que ahi estaban. La atmosfera en esa cocina siempre permanece siendo la misma.
Esa cocina, segun me contaron dentro de la misma, que cuando mis abuelos llegaron con mis tios y mi madre al pueblo, esa casa solo tenia tres cuartos, un baño de hollo al que yo llegue ir muchas veces y una salita muy pequeña que muchos años despues fue una papelería al que yo iba de joven a tomar plumas de a grapa. Cuando solo era la salita y los tres cuartos, mi abuelo puso a todos mis tios, varones y damas a juntar tierra, y los sentaban a todos alrededor de una tina gigante y hacían adobe. Hecha la mezcla, los hacian bloques, esperaban que el sol los secara, mi abuela cocinaba, mientras las coca-colas se enfriaban no en un "refri" sino enterradas en lo mas profundo de la tierra, y pronto hicieron esa cocina que ya tiene mas de treinta años.
Años despues cuando los negocios de mi abuela florecieron vendiendo ropa, aparatos electrodomesticos, y juguetes usados, construyeron una sala de gran tamaño adornada de retratos por todos lados, pero esta vez mis tios y mi jefita no se partieron la mother tan cañon pues mi abuela puso a mis tios los mas jovenes a construirla pero ahora con bloques de cemento. Al fin, termino siendo una casa muy grande, en la que yo recuerdo siempre estaba llena de gente, primos, primas, tios, tias, y mientras escribo esta historia... sola esta mi abuela en una casota donde permanecen cuentos y anegdotas libres de juicio.