martes, diciembre 15, 2015

Pobre Señora


No, no soy un escritor bueno, ni siquiera promedio. Pero siempre quise serlo, sobretodo en aquellos años cuando leía "Vivir para contarla" de mi autor favorito y nada clicheado, El Gabo, o Gabriel Garcia Marquez para los que no son sus amigos. En ese entonces a mis 16 años de edad trabajaba para un periódico vespertino de notas rojas que sobrevivía gracias a las damas  que posaban en tanga noventera fosforescente a todo color en las paginas de en medio. Por esas rubias pomposas, cantidad de obreros de la maquiladora pagaban tres pesos, si tres pesos y nosotros teníamos un sueldo mierdisima que en esos tiempos alcanzaba para mucho antes de la acumulada depreciación del peso.

Mi sueño estaba, hasta cierto punto, haciendose realidad, antes de tener mi carnet de mayoría de edad (la IFE, ahora la mentada INE) yo ya colaboraba como "editor" en aquella sección semanal llamada "Estandarte". Mi trabajo era buscar imágenes muy especificas como "Marcos, busca una familia ejemplar" entonces yo tecleaba en aquella base de imágenes gettyimages.com "Nice Family" y entonces yo elegía  la mejor foto que fuera gratuita y que tuviera buena resolución, si no la foto en la portada se pixeleaba y se armaba un pedo del mundo mundial.

 Una madrugada, por que se me olvido mencionar que solo trabajábamos de seis pé éme a seis á éme  aquella noche me habían rechazado las tres fotografías de gran resolución y gratuitas puesto que las familias que aparecían no tenían rasgos mexicanos y no era mi culpa que los fotógrafos, ellos muy profesionales eran tan globalizados y solo ponían  modelos güeritos. Entonces tuve que teclear "latin family" y cosas por el estilo cuando suena el teléfono de edición y  normalmente era mi madre para preguntarme a que hora terminaba y llegaba a casa. Esa noche fue distinto, era el guardia y sonaba desesperado porque en la entrada del edificio estaban una señora y su hija que habían sido golpeadas que por un judicial (ahora es un ministerial, que es la misma chingadera pero con diferente nombre).

 Avise con jubilo a mis otros tres compañeros madrugadores pues teníamos una nota de la nada, ningún reportero tenia que salir a buscar algún pleito callejero. En la mismisima  entrada de las oficinas estaban las dos víctimas dispuestas a testificar su version de una nota precisamente roja. Nadie se inmuto de mi asombro, todos seguían haciendo su trabajo pues la edición tenia que estar lista antes de que saliera el sol o no había edición y esa sección a nadie mas que nosotros tres colaboradores les importaba.

Entonces sabiendo que mi arduo trabajo de buscar imagenes de familias no había sido exitosa y yo conmocionado por la historia que estaba en las puertas de nuestro lugubre edificio (centro historico de Juarez) solo escuche la voz del director decirme"pues ahi esta tu nota Marcos, ve por ella, toda tuya, llévate la cámara por si las dudas". Y salgo corriendo tratando de rebobinar el cassette de mi grabadora para que no se borrara aquella entrevista con el mitico Fermín IV (esa se las cuento después) y cuando llego esta la pobre señora y su hija todas ensangrentadas pero no tan gacho como las películas, pero si muy feo para la cruda realidad.

Les improvise una entrevista mal hecha, como la de Fermín IV y les tome fotos a lo bruto (en ese tiempo eran películas Kodak y no memorias infinitas de un iPhone 6). La pobre señora nos dijo que un judicial borracho les había pedido dinero y ellas se lo negaron y pum pum catorrazo. La hija trato de defender a su mama y pum pum a las dos catorrazos. Ella no se acordaba del nombre del  bestial judicial ni de las placas y solamente recordaba una pickup de reciente modelo oscura (como casi todas las de los judiciales) y ya. Prácticamente no había noticia, no había seguimiento de la nota, no existía nada mas que "pinche judicial nos metió unos fregasos y  se fue por donde llego". Grabe todo verificando que el contador no pasara el "0" donde empezaba la entrevista con Fermín IV y se fueron un poco desahogadas.

Regrese a redacción y me preguntaron como me había ido y yo "tengo un notición". Ordenaron que lo transcribiera y eso hice por que era mejor que buscar "nice latin family". Llego el amanecer y me fui logrado de mi nota y entonces pase a un Bip-Bip (ahora OXXOS) y pedi en la ventanilla mi desayuno favorito que consistia en unos Voallas de vainilla y un Tampico de naranja; menos de diez pesos.

Llegue a mi casa, le conté a mi madre mi hazaña de reportero y me dijo "que bueno, ya vete a dormir". Llegue tarde a la prepa unas dos tres clases después de la primera. Y al salir fui al puesto de periódicos y no me la creí, aquella pobre señora y su hija en la portada principal. Con las Mac de esas de colores, le aumentaron el contraste y los golpes parecían ahora si de película , la sangre era escandalosa y todo se veía mas triste que la ofusca realidad. Los editores hicieron una historia de novela policiaca donde ellas habían huido corriendo no se cuantas cuadras hasta encontrar refugio en las instalaciones de EL MEXICANO un periodico de la OEM. Los reporteros en turno llegaron a su auxilio y la ayudaron a recuperarse de las heridas y a brindarles alimentos y agua. Otro reportero salió en fuga a buscar al victimario sin mayor éxito. La historia estaba firmada a nombre de toda la edición y solamente al lado de la fotógrafias tergiversadas  en letra pequeñisima aparecía "Fotógrafia de Marcos A. Vazquez"  y yo insolito fui a compartir aquella primera plana con todos mis amigos.

Les dije que la historia de la nota era puro pedo, si así, estimado lector, puro pedo. Pajaro nalgón como dicen en el sur.

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