miércoles, diciembre 15, 2004

¦ pinche bastardo ¦


El bastardo de Marcos llego pasadas las cuatro de la mañana, después de tantas advertencias que le hizo su cansada madre. Y ella fue la que le pregunto que por que se había tardado tanto. El contesto con una mentira grave diciendo que la tardanza fue ocasionada debido a que observaba una película con sus amigos y no se dio cuenta de la hora, acto siguiente pidió disculpas.

“Ya no estas aquí en la casa, te levantas tarde y te vas de inmediato. No te enteras de lo que pasa en esta casa. Ya no platicas casi nada con tu hermano” dijo la señora un tanto molesta.

“¡Entonces ya no voy a salir! Voy a quedarme aquí todas las noches al cabo para esas horas mi hermano ya esta dormido, ¿cuál es el caso?” objeto él.

“El punto no es que salgas, sino que, llegues tan tarde”

“Por eso digo que para que me quieres aquí en la noche, o quieres que me levante a las seis de la mañana para platicar con mi hermano” contesto sereno y paciente el pendejo de Marcos.

“No, no quiero que te levantes a esas horas. Quiero que te quedes mas tiempo en la casa y llegues temprano, te la mantienes con ese Daniel, yo creo ustedes dos son jotos” dijo ella mas molesta.

“La casa de Daniel es donde nos reunimos mis amigos y yo, no nada mas es Daniel también es Rosa, Dulce, Christian” replico sin astucia.

“Ay si! ¿A poco a ellas las dejan llegar hasta las cuatro, cinco de la mañana?”

“¡Si quieres háblales!” dijo aun con menor astucia.

Entonces Marcos ya no quiso oír más y dijo:

“Bueno, bueno. Mañana no salgo ya me voy a quedar mas tiempo en la casa. ¡Reconozco que estoy mal! Pero ya no quiero escuchar mas” casi gritando dijo Marcos.

Su triste madre siguió diciendo argumentos que le molestaba al orgullo de Marcos. Él subió las escaleras y cerro la puerta con fuerza de su cuarto. Su madre se lleno de estupor al oír semejante ruido en el fulgor de la madrugada. El necesitaba paz, calma, y esos sentimientos tan claros se confundieron con las ganas fumarse un cigarro. Tomo su abrigo que conservaba veinte afligidos pesos y salio de inmediato de su cuarto. Entonces bajo las escaleras, sin saber que el siguiente acto lo sellaría para siempre, paso a unos cuantos pasos de la puerta de la recamara de su madre y dijo ‘Voy a comprar unos cigarros’. Ella soltó un llanto conmovida por el cinismo de su hijo de diecisiete años de edad.

La 'oveja negra' se largo de su casa, a pesar de las afanosas lagrimas de su madre, no se le volvió a ver en su hogar nunca mas.

1 comentario:

Gaspar dijo...

y que tanto de esto fue cierto wey?